Esta es una cuestión que a los técnicos nos da muchos quebraderos de cabeza, precisamente porque la mayoría de las veces no tenemos oportunidad de opinar al respecto, ya que cuando el cliente nos contrata ya ha elegido por su cuenta quién va a ser el constructor de su obra.
¿Y por qué querríamos nosotros intervenir en esta cuestión? ¿No son ganas de meternos en donde no nos llaman? Pues no, no lo son. Y eso que para nosotros es más bien un trabajo extra por el que no obtenemos ningún beneficio económico. ¿Cuál es nuestro interés entonces? Pues muy sencillo: los técnicos tendremos a lo largo de la obra, tanto o más trato con el constructor que el propietario, ya que es él quien va a ser nuestro interlocutor en todos los asuntos relativos a la ejecución de la misma. Es lógico, por tanto, que nos preocupemos de que el constructor sea un buen constructor.
Lamentablemente, aunque en nuestro país hay unas exigencias enormes para el ejercicio de determinadas profesiones, y muy en especial las técnicas, como ocurre en el caso de arquitectos y aparejadores, lo cierto es que constructor puede ser prácticamente cualquiera. En la práctica, no hace falta ningún tipo de titulación habilitante para ello, por lo que muchos aventureros, en especial en los pasados años de bonanza, se lanzaron a esa piscina prácticamente sin traje de baño, por decirlo de una manera gráfica.
Sin embargo, lo cierto es que para que una obra salga bien, además de la dirección de la misma por parte de unos técnicos competentes, hace falta sin duda un buen constructor. Y sin duda los hay. ¿Pero en qué se ve que un constructor es bueno? Voy a hacer una pequeña lista de las cualidades que sin duda lo evidencian.
1) Ser solvente (estar al corriente de pagos con Hacienda, con la Seguridad Social, con sus trabajadores, con los diferentes seguros…).
2) Disponer del personal técnico adecuado para la obra a efectuar (jefe de obra, encargado…). Es evidente que no es lo mismo hacer una reforma en un piso que levantar un edificio de nueva planta y cada cosa exige recursos diferentes.
3) Contar con trabajadores cualificados y, a ser posible, en plantilla. Hoy en día es imposible evitar la subcontratación, pero no es precisamente un buen indicador el hecho de que se subcontrate todo.
4) Haber realizado obras de envergadura similar a la que se le solicita y haberlo hecho a satisfacción de los clientes. Esto último es fundamental. Para eso están las referencias y no está de más visitar alguna de las obras realizadas por el constructor y pedir opinión de su actuación a los que le contrataron.
Ah, y una última recomendación. Todos queremos las cosas al precio más barato posible y eso es lógico. Pero también en este caso debemos estar atentos y desconfiar si algo nos parece sospechosamente barato. Para ello lo mejor es pedir varias ofertas y analizar los precios que cada constructor nos ofrece. Si nos dejamos asesorar en otras cosas, ¿por qué no en ésta en la que suele haber además tanto dinero en juego? Y me vas a llamar pesado, pero te recuerdo que los técnicos también estamos para eso…
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